¿Somos consciente de todos los ciclos que nos afectan? El día y la noche, la luna, la rotación terrestre, la traslación. Los ciclos de los elementos como el fósforo, el nitrógeno, el oxígeno. El ciclo del agua. Las estaciones.
Para que un sistema sea sostenible y esté en equilibrio tiene que ser capaz de cerrar todos los ciclos de los que se alimenta y alberga. Nuestras fincas no tienen ciclos independientes, todos están interconectados, todos necesitan de algún que otro ciclo para poder continuar. Todos empiezan y todos acaban para volver a empezar y poder avanzar.
Nosotras mismas cumplimos un ciclo, varios, pero uno importante, desde que nacemos hasta que morimos. Cuando vives más en contacto con la naturaleza no queda otra que adaptarse a ellos, conocerlos, entenderlos. Es una aprendizaje lento, que requiere mucha observación. Siempre se dice en Permacultura que para poder empezar a diseñar un lugar hay que observarlo por lo menos durante un año. No es aleatorio. Entender como pasan las estaciones, los días, los vientos, cuando germinan las plantas, crecen, producen semilla y mueren, cuando las yemas de los árboles brotan para producir hojas que después perderán, cuando vienen las golondrinas a anidar, cuando maduran los frutos, nos ayuda a diseñar un espacio contando con lo inevitable, los ciclos.
Tener animales cerca es una bendición, aprender de ellos, conocer sus hábitos, sus temperamentos, nos ayuda a crecer entendiendo que nosotras mismas somos igual que ellos, somos animales. Nos diferenciamos algo más con aves, reptiles e invertebrados, pero cuando hablamos de mamíferos no podemos obviar la similitud que con ellos tenemos.
En este tiempo que llevamos en Torre Escribana hemos tenido que lidiar con la muerte de algún que otro animal. Dependiendo de las circunstancias unas han sido más dolorosas que otros. No es lo mismo ver un patito recién nacido muerto que un patito que ya tenía un mes. Conforme más tiempo pasas con el animal más cuesta cerrar el ciclo y despedirte.
Cuando toca despedir a una compañera como Raksha, después de casi 12 años con ella la cosa se complica. Incluso viendo inminente su final cuesta tomar la decisión de ayudarle a despedirse. Sabemos que ha sido exploradora, encorregatos, pachona y sobre todo feliz. Cerrar este ciclo junto a ella va a ser más complicado que cerrar el ciclo de suministro y reaprovechamiento del agua en Torre Escribana. Pero hay que cerrarlo.
Así que allá donde estés, persiguiendo gatos supongo, espero que seas todo lo feliz que has sido en el tiempo y espacio que hemos compartido.
Adiós Raksha.
Comments