¿Qué es lo que hace que nuestra vivienda sea una ecovivienda?
Por un lado podemos hablar de los materiales con los que está construida. El barro, la piedra, la paja, la madera, el corcho, la arcilla... son materiales que provienen de la naturaleza y en el proceso de fabricación se ha usado muy poca energía para extraerlos de la naturaleza. No podríamos, al igual que con los alimentos, hablar de materiales ecológicos que provienen de la otra parte del mundo. Así que estos materiales deben ser lo más locales posibles como los adobes con los que nuestra casa se empezó a construir antes en 1898.
Además tienen que ser materiales inocuos para el medioambiente. Si dentro de 200 años se abandonara la casa y se dejasen allí no deberían causar mayor molestia a las plantas que seguramente lo cubrieran. Hemos tenido que pagar una cuantiosa suma de dinero para deshacernos precisamente de "uralitas" de los antiguos dueños por su contenido de amianto.
Al igual que con los envases, es mucho más ecológico el que se puede reutilizar mil veces, es el caso del barro de nuestros adobes, se han vuelto a humedecer y han servido para enfoscar paredes nuevas de termoarcilla en el taller. ¡Hemos reutilizado el mismo barro que se usó en el siglo XIX!

Por otro lado, la vivienda tiene que estar construidas en base a un reducido o nulo consumo de energía. Para ello la bioconstrucción se aprovecha además de diferentes aspectos como la orientación del sol, los aislantes naturales y la elección de energías renovables para la calefacción, agua caliente sanitaria y electricidad. La permacultura va un paso mas allá y nos plantea la posibilidad de usar árboles en el exterior que nos permitan refrescar la casa en verano pero en invierno, al ser de hoja caduca, dejen pasar los rayos de sol para caldear la casa.
En concreto, no pudimos cambiar la orientación de la vivienda, pero sí hemos implantado un sistema de calefacción a base de pellets y madera con el que se consigue un balance cero en emisiones de CO2. En el futuro planteamos la desconexión de la red eléctrica para autoabastecer con energía fotovoltaica y eólica el 100% de las necesidades de la torre.
Al igual que nos molesta un chubasquero de plástico no transpirable, las paredes de nuestras casas deberían poder transpirar para vivir en un ambiente más sano. El adobe, la arcilla de los revocos y la cal nos permiten esa transpiración mientras no la fastidiemos pintando con pinturas plásticas que consiguen impermeabilizar las paredes.
Una ecovivienda debe contemplar también la gestión de los residuos que genera. En nuestro caso, el agua, un bien tan preciado, tendrá en el futuro un sistema de filtrado verde que nos permita no sólo evitar la contaminación de acuíferos sino un reaprovechamiento como agua para riego cerrando el ciclo dentro de la misma finca.
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