Con motivo del futuro cambio de ubicación del huerto, estamos preparando la tierra que recibirá nuestras futuras semillas y planteros y que se convertirán (con un poco de suerte) en nuestros futuros alimentos.
Nuestra experiencia con nuestras primeras probatinas en el huerto actual nos dice que tenemos una tierra muy arcillosa, por lo que tiende a compactarse muy fácilmente en cuanto desaparece el tempero (humedad). Esta situación hace muy complicado cualquier trabajo con la tierra por lo que nos hemos decidido a mejorar la tierra antes de empezar a cultivarla.
Como primer paso, este otoño nos hemos planteado un cultivo de abono verde de avena, veza y habas. Lo ideal es que esta siembra se haga ante de la primeras lluvias de otoño, cuando la temperatura de la tierra todavía es bastante alta. Poco después de la floración de todos estos cultivos, haremos una labor (siega) e incorporaremos la materia a la tierra. Nuestros cálculos son que ese corte habrá que hacerlo hacia finales de invierno o principios de primavera.
Antes de realizar esa labor, probaremos con una siembra en superficie de un cultivo de primavera que todavía no hemos decidido. Conseguiremos así que ese cultivo se sobreponga a las hierbas que existen actualmente en nuestro suelo al tenerlo continuamente ocupado con especies que nos interesen más.
Esta técnica cumple varias funciones:
- Aporte de nitógeno a largo plazo por la acción de las raíces de las leguminosas como las habas y la veza.
- Suministro de carbono a largo plazo por el aporte de la materia orgánica que supondrá la propia avena.
- Las propias raíces de todas estas especies realizarán una labor muy importante en el suelo, sin necesidad de que tengamos que hacerlo nosotras con la maquinaria correspondiente.
Os iremos contando qué tal funciona!
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